La entrada de Hérard a
Santo Domingo, "fue triste".
Santo Domingo . El informe rendido por el presidente haitiano, general Charles Hérard Rivière (ainé), viene a confirmar la individualidad nacional de los dominicanos y su disposición de separarse del yugo haitiano.
En su informe, el Presidente Hérard describe los detalles de su visita a la parte del Este, de las medidas que tomó para frenar la revolución dominicana y la actitud que encontró en todos los lugares visitados.
La individualidad de los dominicanos, y el fracaso de la dominación haitiana se ponen de manifiesto en el mismo primer párrafo del informe cuando el presidente haitiano afirma que “en Dajabón, primer pueblo del nordeste, he encontrado un pueblo distinto, de otras costumbres, de otras inclinaciones; con un idioma diferente al nuestro, y me he visto obligado, la primera vez, a buscar intérprete para mis comunicaciones del pueblo”.
El propio presidente de la República describe su entrada a la ciudad de Santo Domingo, como “triste. Todas las puertas de los ciudadanos de origen español estaban cerradas; solamente estaban abiertas las de los ciudadanos de origen francés”.
En su informe, Hérard describe las detenciones que ordenó en los diferentes pueblos del país visitados por él y detalla algunas costumbres locales, como distintas de las habituales del pueblo haitiano.
Es interesante destacar que, como parte del informe, se detalla el descubrimiento de algunas prácticas corruptas entre funcionarios haitianos, particularmente en la ciudad de Puerto Plata donde el administrador de la ciudad y el de las aduanas del puerto se estaban enriqueciendo a expensas de los ciudadanos y del fisco.
En Macorís, cuenta Hérard, la bandera de la revolución haitiana “La Reforma”, “había sido arrastrada por el lodo” y destituídos todos los funcionarios de origen francés y cuenta del arresto de Matías Ramón Mella.
Lo más grave de todo el informe, sin embargo, es la descripción del estado de abandono en que había dejado el gobierno de Boyer a la parte del Este, pues en todos los lugares descritos por el presidente Hérard faltan elementos indispensables y en casi todos debió designar personajes dominicanos en los principales puestos públicos ante la impericia o ineptitud de los funcionarios haitianos.
Como es sabido, el presidente Hérard ocupa la presidencia de Haití desde el pasado mes de marzo de 1843, a consecuencia del triunfo de la revolución de La Reforma que derrocó el gobierno de Juan Pedro Boyer. El presidente Hérard nació en Port Salut, el 16 de febrero de 1789, y era considerado hasta su ascención a la presidencia haitiana como el caudillo militar del norte.
A consecuencia de su oposición al régimen, se vió envuelto en la conspiración que estalló en Praslin y culminó con el triunfo de los liberales haitianos.
Los dominicanos apoyaron este movimiento y en marzo pasado se pronunciaron en la ciudad de Santo Domingo, encabezados por el joven comerciante Juan Pablo Duarte. Como resultado del alzamiento las actividades revolucionarias de los dominicanos se intensificaron, lo que motivó la visita de Hérard.
A consecuencia de estas persecuciones, los líderes del movimiento independentista debieron exiliarse, como es el caso de Duarte, entre otros, y algunos, como Sánchez, esconderse y fingir su muerte para evitar las presiones de los haitianos.
Este documento viene a subrayar la certeza de las pretenciones dominicanas y el fracaso del gobierno absolutista de Boyer en lograr la unificación de las dos partes de la isla, cuya individualidad y destinos separados parece ser un hecho que sólo espera la confirmación de una proclamación formal.
Narran degüellos de Moca y Santiago
Los degüellos de Moca y Santiago han sido narrados por testigos de las ocurrencias y los mismos, pasados de tradición en tradición, han servido para ir creando un sentimiento antihaitiano que las medidas tomadas por el presidente Boyer, primero y por su sucesor Hérard después, no han hecho nada por superar.
En Santiago, el degüello ocurrió cuando las tropas se dirigían hacia Santo Domingo, a consecuencia de la resistencia que encontraron los haitianos. El de Moca, fue una consecuencia de la táctica de “tierra arrasada” cuando ya el ejército haitiano regresaba del sitio de Santo Domingo a defender sus posiciones en la parte del Oeste
Un testigo de los acontecimientos, el señor Gaspar de Arredondo y Pichardo, vecino de Santiago y uno de los pocos que escapó al degüello, narra los hechos de la siguiente manera:
... Los negros entraron en la ciudad como unas furias, degollando, atropellando y haciendo correr la sangre por todas partes. La consternación fue general. La honestidad, el pudor, la decencia, todo estaba en la calles y en las plazas a la diez del día, y aun en los templos a merced de la brutal conscupiscencia que estremecía la naturaleza.
El que escapó en el templo murió en la calle al salir. Corrían los perseguidos a buscar asilo en las casas de los sacerdotes y éstos fueron también mártires de su furor.
Este lamentable estado vino a calmar después que ya no habían quedado vivos más que los eclesiásticos y tal cual que por empeño de Campos Tavárez, se reservó como prisionero. Solo escaparon de la refriega, estando en ella don José Minuesa, don Carlos Mejías, don Simón de Rojas y el autor.
Varios paisanos viéndolos todo perdido se refugiaron en Moca y para ganar tiempo formaron de pronto una diputación que presidiera el cura Fray Pedro Gómez y Geraldino y se le presentare a Cristóbal a nombre del pueblo a rendirle pleito homenaje, lo que bastó por entonces para que esta jurisdicción gozare unos días de indulto. Cristóbal les ofreció protección autorizando al cura a continuar su ministerio.
En efecto se acercaron y nos informaron de que en Moca el 3 de abril de 1805, habían los negros pasado a chuchillo aquella mañana a todo viviente, para cuyo fin, el comandante Joubert había llegado allí con tropa, dando la orden de que las mujeres de todas clases y edades se reunieran en la iglesia y los hombres en la plaza.
Todos obedecieron creyendo que se iba a proclamar algún indulto o gracia a favor de ellos, y el indulto fue degollarlos a todos luego que se verificó la reunión prevenida, como a ovejas encorraladas.
Que los negros luego que consumaron el sacrificio espantoso, sacrílego y bárbaro, abandonaron el pueblo: El padre Geraldino no se sabía de él; después se supo que los negros se lo llevaron al retirarse del sitio que pusieron a la capital”.
Los Partidos de la Independencia
A partir de la edición del lunes, El Diario de la Independencia comenzará a publicar una serie de trabajos acerca de los diferentes partidos que buscan terminar con la dominación haitiana.
Como es sabido, por lo menos cuatro grupos se disputan la supremacía del movimiento para dar el golpe de la independencia, pero no todos persiguen los mismos objetivos posteriores.
Por una parte, están los grupos conservadores divididos en varios grupos menores, que buscan la independencia a través de un protectorado de potencia extranjera. Entre ellos los hay pro-franceses, pro-españoles y pro-ingleses, por lo menos.
Otro grupo conservador, que encabeza don Tomás Bobadilla y Briones, no está definido a favor de cuál potencia se inclina, aunque parece favorable a Francia. Por el otro lado, están los Duartistas, o de la independencia “pura y simple”, que entienden que los dominicanos tienen suficiente capacidad para dar el golpe de la emancipación sin necesidad del apoyo de potencia extranjera alguna.
Santo Domingo . El informe rendido por el presidente haitiano, general Charles Hérard Rivière (ainé), viene a confirmar la individualidad nacional de los dominicanos y su disposición de separarse del yugo haitiano.
En su informe, el Presidente Hérard describe los detalles de su visita a la parte del Este, de las medidas que tomó para frenar la revolución dominicana y la actitud que encontró en todos los lugares visitados.
La individualidad de los dominicanos, y el fracaso de la dominación haitiana se ponen de manifiesto en el mismo primer párrafo del informe cuando el presidente haitiano afirma que “en Dajabón, primer pueblo del nordeste, he encontrado un pueblo distinto, de otras costumbres, de otras inclinaciones; con un idioma diferente al nuestro, y me he visto obligado, la primera vez, a buscar intérprete para mis comunicaciones del pueblo”.
El propio presidente de la República describe su entrada a la ciudad de Santo Domingo, como “triste. Todas las puertas de los ciudadanos de origen español estaban cerradas; solamente estaban abiertas las de los ciudadanos de origen francés”.
En su informe, Hérard describe las detenciones que ordenó en los diferentes pueblos del país visitados por él y detalla algunas costumbres locales, como distintas de las habituales del pueblo haitiano.
Es interesante destacar que, como parte del informe, se detalla el descubrimiento de algunas prácticas corruptas entre funcionarios haitianos, particularmente en la ciudad de Puerto Plata donde el administrador de la ciudad y el de las aduanas del puerto se estaban enriqueciendo a expensas de los ciudadanos y del fisco.
En Macorís, cuenta Hérard, la bandera de la revolución haitiana “La Reforma”, “había sido arrastrada por el lodo” y destituídos todos los funcionarios de origen francés y cuenta del arresto de Matías Ramón Mella.
Lo más grave de todo el informe, sin embargo, es la descripción del estado de abandono en que había dejado el gobierno de Boyer a la parte del Este, pues en todos los lugares descritos por el presidente Hérard faltan elementos indispensables y en casi todos debió designar personajes dominicanos en los principales puestos públicos ante la impericia o ineptitud de los funcionarios haitianos.
Como es sabido, el presidente Hérard ocupa la presidencia de Haití desde el pasado mes de marzo de 1843, a consecuencia del triunfo de la revolución de La Reforma que derrocó el gobierno de Juan Pedro Boyer. El presidente Hérard nació en Port Salut, el 16 de febrero de 1789, y era considerado hasta su ascención a la presidencia haitiana como el caudillo militar del norte.
A consecuencia de su oposición al régimen, se vió envuelto en la conspiración que estalló en Praslin y culminó con el triunfo de los liberales haitianos.
Los dominicanos apoyaron este movimiento y en marzo pasado se pronunciaron en la ciudad de Santo Domingo, encabezados por el joven comerciante Juan Pablo Duarte. Como resultado del alzamiento las actividades revolucionarias de los dominicanos se intensificaron, lo que motivó la visita de Hérard.
A consecuencia de estas persecuciones, los líderes del movimiento independentista debieron exiliarse, como es el caso de Duarte, entre otros, y algunos, como Sánchez, esconderse y fingir su muerte para evitar las presiones de los haitianos.
Este documento viene a subrayar la certeza de las pretenciones dominicanas y el fracaso del gobierno absolutista de Boyer en lograr la unificación de las dos partes de la isla, cuya individualidad y destinos separados parece ser un hecho que sólo espera la confirmación de una proclamación formal.
Narran degüellos de Moca y Santiago
Los degüellos de Moca y Santiago han sido narrados por testigos de las ocurrencias y los mismos, pasados de tradición en tradición, han servido para ir creando un sentimiento antihaitiano que las medidas tomadas por el presidente Boyer, primero y por su sucesor Hérard después, no han hecho nada por superar.
En Santiago, el degüello ocurrió cuando las tropas se dirigían hacia Santo Domingo, a consecuencia de la resistencia que encontraron los haitianos. El de Moca, fue una consecuencia de la táctica de “tierra arrasada” cuando ya el ejército haitiano regresaba del sitio de Santo Domingo a defender sus posiciones en la parte del Oeste
Un testigo de los acontecimientos, el señor Gaspar de Arredondo y Pichardo, vecino de Santiago y uno de los pocos que escapó al degüello, narra los hechos de la siguiente manera:
... Los negros entraron en la ciudad como unas furias, degollando, atropellando y haciendo correr la sangre por todas partes. La consternación fue general. La honestidad, el pudor, la decencia, todo estaba en la calles y en las plazas a la diez del día, y aun en los templos a merced de la brutal conscupiscencia que estremecía la naturaleza.
El que escapó en el templo murió en la calle al salir. Corrían los perseguidos a buscar asilo en las casas de los sacerdotes y éstos fueron también mártires de su furor.
Este lamentable estado vino a calmar después que ya no habían quedado vivos más que los eclesiásticos y tal cual que por empeño de Campos Tavárez, se reservó como prisionero. Solo escaparon de la refriega, estando en ella don José Minuesa, don Carlos Mejías, don Simón de Rojas y el autor.
Varios paisanos viéndolos todo perdido se refugiaron en Moca y para ganar tiempo formaron de pronto una diputación que presidiera el cura Fray Pedro Gómez y Geraldino y se le presentare a Cristóbal a nombre del pueblo a rendirle pleito homenaje, lo que bastó por entonces para que esta jurisdicción gozare unos días de indulto. Cristóbal les ofreció protección autorizando al cura a continuar su ministerio.
En efecto se acercaron y nos informaron de que en Moca el 3 de abril de 1805, habían los negros pasado a chuchillo aquella mañana a todo viviente, para cuyo fin, el comandante Joubert había llegado allí con tropa, dando la orden de que las mujeres de todas clases y edades se reunieran en la iglesia y los hombres en la plaza.
Todos obedecieron creyendo que se iba a proclamar algún indulto o gracia a favor de ellos, y el indulto fue degollarlos a todos luego que se verificó la reunión prevenida, como a ovejas encorraladas.
Que los negros luego que consumaron el sacrificio espantoso, sacrílego y bárbaro, abandonaron el pueblo: El padre Geraldino no se sabía de él; después se supo que los negros se lo llevaron al retirarse del sitio que pusieron a la capital”.
Los Partidos de la Independencia
A partir de la edición del lunes, El Diario de la Independencia comenzará a publicar una serie de trabajos acerca de los diferentes partidos que buscan terminar con la dominación haitiana.
Como es sabido, por lo menos cuatro grupos se disputan la supremacía del movimiento para dar el golpe de la independencia, pero no todos persiguen los mismos objetivos posteriores.
Por una parte, están los grupos conservadores divididos en varios grupos menores, que buscan la independencia a través de un protectorado de potencia extranjera. Entre ellos los hay pro-franceses, pro-españoles y pro-ingleses, por lo menos.
Otro grupo conservador, que encabeza don Tomás Bobadilla y Briones, no está definido a favor de cuál potencia se inclina, aunque parece favorable a Francia. Por el otro lado, están los Duartistas, o de la independencia “pura y simple”, que entienden que los dominicanos tienen suficiente capacidad para dar el golpe de la emancipación sin necesidad del apoyo de potencia extranjera alguna.
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