domingo, 13 de diciembre de 2009

Sociedad La Trinitaria, el más importante movimiento

Santo Domingo, La Sociedad Secreta “La Trinitaria”, considerado el más importante movimiento de los que persiguen la desaparición de la dominación haitiana.

La sociedad fue fundada por Juan Pablo Duarte en la mañana del día 16 de julio de 1838, día de Nuestra Señora del Carmen en la residencia de la señora Chepita Pérez de la Paz, ubicada en la calle de los Nichos, frente a la Iglesia del Carmen de esta ciudad. El propósito primordial de esta agrupación era lograr la independencia de la Parte del Este de la isla de Santo Domingo.


Por lo que hemos sabido, los miembros fundadores de la sociedad fueron el joven comerciante Duarte, y sus amigos Pedro A. Pina, Jacinto de la Concha, José Maria Serra, Juan N. Ravelo, Felipe Alfau, Félix Mª Ruiz, Benito González y Juan Isidro Pérez.

Se cuenta que los iniciados hicieron un juramento de independizar la patria o morir y que sellaron este juramento con su sangre, como señal de compromiso ineludible. Cada uno de ellos se comprometió a difundir el ideal de la independencia entre sus amigos y relacionados y a obtener nuevos adeptos a la causa.

Todos los integrantes de la sociedad son jóvenes pertenecientes a la sociedad de Santo Domingo, con edades que fluctúan entre los 27 años de edad de González y los 17 de Pina. Duarte tenía 25 años de edad, al momento de la fundación de la sociedad.

La agrupación estaba organizada en forma muy similar a la existente en organizaciones conspirativas europeas y latinoamericanas, como la de los Soles de América, de la que se ha dicho es una copia casi exacta.

La característica de esta organización es que inicia los adeptos en células revolucionarias sin que se sepa el nombre del líder de la revuelta. Cada célula revolucionaria está compuesta de tres miembros y cada miembro está en la obligación de conseguir dos miembros más, para así seguir ampliando la cadena revolucionaria.

Al cabo de unos pocos años después de su fundación, la mecha encendida por Duarte era un incendio revolucionario de grandes proporciones.

Cuando se planea en Haití derrocar al gobierno de Boyer, los dominicanos escondieron el verdadero móvil de sus actos, pues era estratégicamente correcto contribuir a la debilidad del enemigo para dar el golpe de la separación.

Es por ello que conocedores del movimiento del general Hérard para derrocar a Boyer, los trinitarios se movilizan y envían emisarios a Haití a lograr la combinación para el golpe. El segundo emisario, que hemos sabido fue el señor Matías Ramón Mella, logró hacer el contacto y obtener la participación dominicana en la revuelta.

El golpe se concretó el pasado 24 de marzo de 1843, y en la confesión que siguió, algunos exaltados dominicanos gritaron “viva la independencia”.

La conspiración de La Reforma fue la más exitosa de todas las intentadas contra el gobierno de Boyer y la misma permitió a los dominicanos participar activamente en las labores revolucionarias que se habían trazado desde la fundación de la sociedad secreta La Trinitaria en 1838.

La proclamación de La Reforma en Santo Domingo costó sangre de ambos lados. Por lo menos cinco muertos y un número indeterminado de heridos, fue el resultado de la confusión que resultó al abrir fuego las tropas y responder algunos de los amotinados. Por lo menos, cuatro soldados haitianos, incluyendo un oficial, aparecen entre las bajas, así como un joven venezolano, de nombre Toribio, de parte de los revolucionarios.

Detallan organización

Los detalles de la forma en que estaba organizada la sociedad secreta “La Trinitaria” están saliendo a flote, y de Duarte, el líder del movimiento y cerebro de la independencia.

“Imitación exacta de la célebre conspiración de los Soles de América, dice Félix María del Monte, estaba materializada por un círculo cuyo centro ocupaba el corifeo. El nombre de éste, conocido únicamente por los iniciadores principales, no podía ser descubierto por los otros”. Y afirma que tenía de especial este modo de proceder que los que daban principio a las iniciaciones de nuevos miembros estando aisladas y misteriosamente en inmediata relación con el centro.

Añade el joven revolucionario que el centro comunicaba privadamente con los primeros iniciadores, los cuales sólo conocían a dos de los iniciados y estos dos no conocían más que a otros dos que iniciaban entre personas de su confianza, normalmente parientes y amigos íntimos, y cuyos sentimientos conocían profundamente.
De este modo, afirma el señor Del Monte, se precavía el caso de una denuncia y se designaba una sola víctima, pues “dos hombres viles no podían convencer de conspiración a otros más que su iniciador, continuando así la ocupación del radio sin solución de continuidad sensible, sin remoto peligro de la disolución”.

La Trinitaria estaba organizada en células revolucionarias compuestas por tres personas: el iniciador y dos iniciados. Cada uno de éstos, tenía la obligación de iniciar a dos más y así, formar una nueva traída revolucionaria.

Los mecanismos de defensa utilizados por los primeros iniciados incluían códigos de señales, alfabeto criptográfico, seudónimos, insignias y colores.

Todos usaban un seudónimo para sus comunicaciones secretas. El seudónimo de Duarte era Arístides, Temístocles el de Ravelo, Leonidas el de Benito González, Simón, el de Alfau, entre otros. Duarte escogió el color azul, color del cielo. Según se ha confiado a El Diario de la Independencia, pidió la amarilla, pero Juan Isidro Pérez le dijo “esa es la mía, significa política.
La tuya es azul celeste, que significa gloria, y es la que te pertenece. Sánchez adoptó el color verde, que significa esperanza y la de Pina fue la roja, símbolo del “fuego sagrado que ardía en su corazón”. Estos colores eran usados para sumar el número de los nuevos afiliados al credo independentista. Así, cuando Duarte daba cuentas de los nuevos “conmilitones” como los llama Rosa Duarte, la hermana del prócer, afirmaba: tantos verdes, tantos rojos, etc.

Todos los trinitarios debían prestar un juramento de fidelidad a la patria y al credo revolucionario. La sociedad adoptó un lema uno y trino y sus labores fueron puestas bajo la égida de la Cruz de Cristo.

Es evidente que una organización de este tipo, en una ciudad tan pequeña como la de Santo Domingo, tenía una vida útil muy breve, pues en muy corto tiempo se podrían iniciar todas las personas que se consideraran confiables y necesarias para el éxito del movimiento. Es por ello, que en corto tiempo, el joven Duarte debió idear la creación de otras sociedades, ya de presentaciones teatrales para promover la idea de la independencia, ya para allegar fondos a la causa de la separación. Esas nuevas sociedades, se llamarán “La Dramática” y “La Filantrópica”.

La labor desarrollada por el adalid de la revolución ha sido el resultado del trabajo paciente y minucioso de un verdadero constructor de nacionalidades. A Duarte se debe, todo lo que se ha logrado hasta el día de hoy, en que parece estar tan cerca la independencia.

El Juramento de los Trinitarios

A continuación el juramento que debían prestar los trinitarios al ser iniciados en el movimiento, tal como lo recordó uno de los primeros miembros muchos años después de la independencia. Esta versión ha pasado a la posteridad como la verdadera.

“En el nombre de la santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo, por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes, a la Separación definitiva del gobierno haitiano y a establecer una República libre, soberana e independiente de toda la dominación extranjera, la cual tendrá su pabellón tricolor, en cuartos encarnados y azules, atravesados por una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo: Si lo hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta, y mis consorcios me castiguen el perjurio y la traición, si lo vendo”.

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