domingo, 13 de diciembre de 2009

La Independencia es una realidad:

Santo Domingo se pronuncia

Matias Ramon Mella dispara un
trabucazo en la puerta de la misericordia.

Crean junta de gobierno, La Junta está compuesta por los principales líderes del movimiento, Francisco del Rosario Sánchez, Ramón Mella, Tomás Bobadilla, Remigio del Castillo, José Joaquín Puello y Manuel Jiménez

Santo Domingo. 28 de Febrero, 1844.- Los diferentes grupos dominicanos que buscan la independencia nacional, reunidos anoche, con las armas en la mano, tomaron prácticamente la ciudad y han proclamado la independencia del país del dominio haitiano.

En un golpe, en el que hubo un muerto, los amotinados se reunieron primeramente en la denominada Puerta de la Misericordia, desde donde, luego de dada la señal convenida, que era un disparo de fusil, marcharon hacia la Puerta del Conde, a tomarla.

Uno de los soldados de custodia intentó resistir la toma, pero fue convencido por el comandante del lugar, teniente Martín Girón de que toda resistencia era inútil y se entregó a plaza.

Posesionados de ese punto estratégico, se organizó la resistencia y se puso en autoridad al primer gobierno del país, la Junta Central Gubernativa, que de modo provisional gobernará la república hasta la constitución formal de sus autoridades. La designación de esta Junta estaba anunciada en la Manifestación del 16 de enero pasado, primer documento público del naciente estado.

La Junta está compuesta por los principales líderes del movimiento, Francisco del Rosario Sánchez, Ramón Mella, Tomás Bobadilla, Remigio del Castillo, José Joaquín Puello y Manuel Jiménez, quienes inmediatamente organizaron la defensa y despacharon efectivos para controlar las posiciones claves de la capital del nuevo estado.

El golpe fue dado luego de recibirse las seguridades de que las tropas de la región del Este marchaban hacia Santo Domingo al mando del general Pedro Santana. José Cedano y tres seybanos formaban la delegación que comunicó la noticia y se encontraban entre el grupo que tomó la Puerta del Conde.

El hijo del presidente Hérard, Deó, quien salió a reconocer lo que sucedía, fue recibido con disparos que lo obligaron a retornar a la Torre del Homenaje, donde se han concentrado las tropas haitianas. Estas se encuentran sitiadas allí, lo que ha evitado, hasta ahora, el derramamiento de sangre.

La Junta Central Gubernativa procedió entonces a preparar los documentos que presentaría a las autoridades haitianas para intimar su rendición y la entrega de la plaza. Se ha sabido que los haitianos preparan una comisión para investigar las pretensiones de los dominicanos. Todavía reina alguna confusión y llegan noticias de varios lugares cercanos que hablan de pronunciamientos de otros pueblos.

Lo que es cierto es que los dominicanos han proclamado su decisión de ser libres y se disponen a defender el honor nacional con todas las fuerzas de su ser.

Lo que pasó el 27 de Febrero

Conquistado por Manuel Jiménez el teniente Martín Girón, jefe de la guardia de la Puerta del Conde, se eligió el histórico baluarte para dar el grito sacrosanto de Separación, Dios, Patria y Libertad, y desplegar a los cuatro vientos la bandera de la cruz, de modo que citados para encontrarse reunidos allí a las diez de la noche, acudieron sin vacilaciones ni temores, Francisco del Rosario Sánchez, Ramón Mella, Manuel Jiménez, Vicente Celestino Duarte, Tomás Bobadilla y José Joaquín Puello, a la cabeza de grupos parciales en que figuraban Jacinto y Tomás de la Concha, Remigio del Castillo, José Gertrudis Brea, Pedro Valverde y Lara, Juan y Santiago Barrientos, Martín, Gabino, Eusebio y José Puello, Juan Alejandro Acosta, Gregorio y Francisco Contín, Celestino, Feliciano y Pedro Martínez, Marcos Rojas, Manuel Mora, José Mana y Fernando Serra, Martín Puche, Emilio Parmantier, Ángel y Agustín Perdomo, Manuel y Wenceslao Guerrero, Joaquín Montolío, Manuel Dolores Galván, Juan y José Antonio Pina, Jacinto y Antonio Brea, Fermín González, Narciso y Andrés Sánchez, Ventura Gneco, Félix María Delmonte, Juan Ruiz, José Llaverías, Wenceslao de la Concha, Leandro Espinosa, Francisco, Pedro Antonio y Justiniano Bobea, Diego y Julián Hernández, Jaime Yepez, Joaquín Gómez Grateró, Mariano Echavarría, Luis Betances, Benito González, José Pichardo, Benito Alejandro, Félix Mariano Lluberes, Julián Alfau, hijo, Pedro Tomás Garrido, José Cedano y tres seybanos más compañeros suyos.

Al llegar los primeros grupos a la Puerta del Conde, trató de hacer armas contra ellos el sargento Juan Gross, que lo era de la guardia, pero contenido por el teniente Girón, se adueñaron del puesto sin un tiro, procediendo en seguida José Llaverías a abrir la puerta con una bayoneta, para dar entrada a la gente de la villa de San Carlos que conducía Eduardo Abreu.

Acto continuo fue desarrajado el almacén de pólvora, que estaba situado entre los baluartes del Conde y de la Concepción y con los artilleros que habían entre los pronunciados alistó el teniente Ángel Perdomo las piezas de cañón que estaban montadas arriba del fuerte, se pusieron centinelas avanzadas en todas las direcciones, y se tomaron otras medidas que les permitieran mantenerse a la defensiva en casos de ser atacados.

De ahí que deseando el coronel Deó Hérard cerciorarse personalmente de la importancia de ella, se brindara para ir a hacer un reconocimiento acompañado de algunos oficiales, pero como al contestar el primer "quién vive" le hicieron fuego, se vio obligado a retroceder a La Fuerza...

En este momento hubo en la Puerta del Conde las vacilaciones consiguientes a la mala organización que todavía reinaba, pero pronto se restableció la confianza, y garantizándose el orden con el reconocimiento de una junta gubernativa provisional de la ciudad, que constituyeron de hecho los encabezados principales, Francisco del Rosario Sánchez, Manuel Jiménez, Ramón Mella, Tomás Bobadilla, José Joaquín Puello y Remigio del Castillo; de modo que en la madrugada se decidieron a disparar los tres tiros de alarma y a tocar la diana memorable que entonó la situación, despertando al vecindario, que lleno de alborozo se preparó para saludar el primer sol de la libertad.

A Juan Alejandro Acosta se le confió entonces la misión de ir a ocupar la marina y encargarse de la defensa de las márgenes del Ozama a la cabeza de un puñado de hombres de confianza; pero como se contaba con el sargento Juan Isidro Días, que estaba de guardia en la aduana, y se había comprometido a entregar el puesto, y el capitán Leandro Espinosa persuadió a Puello de la necesidad de posesionarse de la aduana, sin perder más tiempo. Así se hizo sin encontrar dificultad, porque el oficial de la guardia, capitán Miguel Deschape se adhirió de lleno al movimiento.

Los patriotas se decidieron entonces a ir sobre la Capitanía del Puerto, que ocuparon haciendo algunos disparos innecesarios, los cuales ocasionaron la muerte de uno de los marineros que estaban en servicio.

Inmediatamente, establecieron guardias en las puertas de La Atarazana y San Diego, dejando al Gobierno reducido a La Fuerza, de manera que al amanecer ya los haitianos estaban persuadidos de que su derrota era inminente.

Resistencia en Monte Grande

MONTE GRANDE, Santo Domingo. Esta comunidad formada por negros descendientes de esclavos, se ha negado a rebelarse contra las autoridades haitianas, a menos que reciba las seguridades de que la esclavitud no será reinstaurada en el país.

El incidente ha ocurrido cuando delegados de los revolucionarios se apersonaron al lugar para buscar el apoyo de sus moradores.

La Junta Central Gubernativa ha despachado a su principal negociador Tomás Bobadilla, a fin de convencer a los moradores de la falsedad de la noticia.

Bobadilla les recordará que la Manifestación del 16 de Enero proclama la prohibición de la esclavitud y les asegurará que el nuevo gobierno no alterará el status de la población de raza negra.

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